Cómo planificar comidas para apoyar la inmunidad
¿Querés fortalecer tu sistema inmunológico con lo que comés? Todo empieza por planificar tus comidas de manera inteligente. Una dieta balanceada, rica en vitaminas, minerales y antioxidantes, no solo mejora tu salud general, sino que también refuerza tus defensas naturales.
Puntos clave para lograrlo:
- Incluí alimentos frescos y de temporada: Los pimientos rojos, por ejemplo, tienen más vitamina C que las naranjas.
- Elegí fuentes ricas en nutrientes esenciales: Vitamina C (kiwi, brócoli), vitamina D (salmón, huevos), zinc (nueces, tofu) y más.
- Incorporá probióticos y fibra: Yogur, kéfir, chucrut y alimentos como ajo y cebolla ayudan a mantener una microbiota intestinal saludable.
- Reducí el azúcar y los procesados: Evitá el exceso de alimentos ultraprocesados que debilitan las defensas.
- Planificá y organizá tus comidas: Usá ingredientes versátiles y prepará comidas por adelantado para ahorrar tiempo y garantizar variedad.
Un sistema inmunológico fuerte no es cuestión de suerte, sino de hábitos alimenticios bien pensados. Ahora, te explico cómo hacerlo paso a paso.
Tips de alimentación para fortalecer tu sistema inmune
Nutrientes clave y alimentos para fortalecer la inmunidad
El sistema inmunitario necesita un suministro constante de nutrientes esenciales provenientes de los alimentos para protegernos contra infecciones. Estos alimentos no solo aportan vitaminas y minerales, sino también compuestos bioactivos que trabajan juntos, ofreciendo beneficios que los suplementos por sí solos no pueden igualar. Aquí te contamos cuáles son esos nutrientes esenciales y qué alimentos los contienen.
Vitaminas y minerales esenciales
Vitamina C: Esta vitamina es clave para la producción de glóbulos blancos, que son nuestras defensas contra infecciones. Los requerimientos diarios son de 75 mg para mujeres y 90 mg para hombres. Por ejemplo, con solo 100 gramos de pimientos rojos ya superás la cantidad diaria recomendada. También podés encontrarla en frutas cítricas, frutillas, melones, tomates, brócoli, kiwi y papaya.
Vitamina D: Fundamental para regular la respuesta inmunitaria y activar las células T que eliminan patógenos. Fuentes importantes incluyen pescados grasos como salmón y caballa, huevos, leche fortificada y jugos enriquecidos.
Zinc: Este mineral es indispensable para el desarrollo y funcionamiento de las células inmunitarias. Lo encontrás en carne vacuna, mariscos, germen de trigo, porotos, nueces y tofu. Además, el zinc contribuye a la cicatrización y protege la piel, nuestra primera barrera contra infecciones.
Vitamina E: Actúa como antioxidante, protegiendo las células del daño oxidativo. Media taza de almendras cubre el 100% de la ingesta diaria recomendada (15 mg). También está presente en semillas de girasol, aceites vegetales y vegetales de hoja verde.
Selenio: Este mineral regula la respuesta inmunitaria. Por ejemplo, 30 gramos de semillas de girasol aportan casi la mitad del selenio necesario al día.
Antioxidantes y alimentos ricos en fibra
Los antioxidantes son esenciales para neutralizar los radicales libres, protegiendo las células y fortaleciendo el sistema inmunológico. Una dieta rica en frutas y verduras de colores variados aumenta la ingesta de estos compuestos, además de vitaminas y minerales. Algunas fuentes destacadas incluyen vegetales de hoja verde, frutos rojos, nueces, semillas, legumbres, hierbas y especias. Incluso, el café es una fuente importante de antioxidantes, junto con el té, el chocolate amargo, los huevos y el salmón.
Por otro lado, la fibra alimentaria es esencial para mantener una microbiota intestinal saludable, lo que a su vez refuerza la actividad de las células inmunitarias. La dieta mediterránea, rica en fibra, ha demostrado tener un impacto positivo en la salud inmunológica. Alimentos como frutas, verduras, granos integrales y legumbres son excelentes fuentes de fibra. También los alimentos prebióticos, como ajo, cebolla, puerro, espárragos, alcauciles de Jerusalén, bananas y algas marinas, son ideales para alimentar las bacterias beneficiosas del intestino.
Probióticos para la salud intestinal
Los probióticos son microorganismos vivos que mejoran la salud intestinal, fortalecen el sistema inmunitario, bloquean organismos dañinos y facilitan la absorción de nutrientes. El intestino alberga entre el 70% y el 80% de las células B, responsables de producir anticuerpos fundamentales para la inmunidad.
Los alimentos fermentados son una excelente fuente de probióticos, ya que no solo aportan bacterias beneficiosas, sino también los nutrientes propios del alimento. Incorporar una variedad de estos alimentos en tu dieta es clave para mantener un equilibrio intestinal saludable.
Alimento Probiótico | Cómo incorporarlo en las comidas diarias |
---|---|
Yogur | Agregalo a licuados, úsalo como colación o reemplazo de mayonesa |
Kéfir | Consumilo solo, en licuados o como base para el desayuno |
Chucrut | Acompañá salchichas, ensaladas o mezclalo con verduras |
Kimchi | Consumilo solo, con arroz, fideos o huevos revueltos |
Tempeh | Usalo como hamburguesa vegetariana o en salsas para pasta |
Miso | Agregalo a marinadas, tostadas o como salsa para mojar |
El kéfir, por ejemplo, ofrece una mayor diversidad de bacterias beneficiosas y levaduras en comparación con el yogur. Un estudio mostró que su consumo junto con antibióticos para tratar infecciones por H. pylori mejoró la eliminación de la bacteria y redujo efectos secundarios como la diarrea.
Al elegir yogures, buscá aquellos que indiquen "cultivos vivos o activos" y evitá los que tengan azúcar agregada. En el caso del chucrut, optá por marcas no pasteurizadas. Si recién estás incorporando alimentos con probióticos, comenzá con porciones pequeñas y aumentá gradualmente, ya que estos alimentos también funcionan como "simbióticos", aportando tanto bacterias beneficiosas como su alimento, algo que los suplementos no ofrecen.
Guía paso a paso para planificar comidas semanales que fortalezcan la inmunidad
Diseñar un plan de comidas semanal que ayude a tu sistema inmunológico puede ser más sencillo de lo que pensás. Con un enfoque claro y algunos conocimientos básicos, podés crear menús que no solo sean ricos en sabor, sino que también aporten los nutrientes necesarios para mantener tu cuerpo fuerte y saludable.
Evaluación de tus necesidades nutricionales
Antes de empezar a planificar, es importante que identifiques tus necesidades específicas. Estas varían según factores como la edad, el nivel de actividad física, tu estado de salud y tus objetivos personales.
Analizá tu estilo de vida. Si sos una persona activa o realizás ejercicio con frecuencia, vas a necesitar más calorías y proteínas para sostener tu energía y favorecer la recuperación muscular. Por otro lado, si tu rutina es más sedentaria, tus necesidades calóricas serán menores, pero la calidad de los alimentos sigue siendo clave.
Tené en cuenta tu salud. Si convivís con alguna condición médica, alergias o intolerancias alimentarias, estos aspectos influirán directamente en tu planificación. Por ejemplo, si sos intolerante a la lactosa, tendrás que buscar fuentes alternativas de calcio y probióticos.
Revisá tus hábitos actuales. Llevá un registro de lo que comés durante una semana para identificar áreas de mejora. Esto puede ayudarte a detectar si consumís demasiados alimentos procesados o si te falta variedad en tu dieta.
La nutricionista Tammy Ward, del Centro de Cáncer de la Universidad de Cincinnati, destaca:
"Tener las herramientas que necesitás, como la información proporcionada aquí, te da el marco para planificar el 'qué' y el 'por qué' de comer para apoyar un sistema inmunológico saludable."
Con estos puntos claros, es momento de elegir los ingredientes que realmente potencien tu sistema inmunológico.
Selección de ingredientes que fortalezcan la inmunidad
Una vez que tengas claras tus necesidades, el siguiente paso es seleccionar alimentos que aporten los nutrientes adecuados. La clave está en optar por alimentos frescos e integrales en lugar de procesados o suplementos.
Sumá variedad a través de los colores. Incorporá frutas y verduras de diferentes colores en tus comidas. Cada color representa nutrientes y antioxidantes distintos. Por ejemplo, los pimientos rojos tienen casi tres veces más vitamina C que una naranja.
Buscá fuentes ricas en vitaminas esenciales. Para la vitamina E, media taza de almendras cubre el 100% de la cantidad diaria recomendada. Las semillas de girasol también son una excelente opción, ya que 30 gramos aportan casi la mitad del selenio que un adulto necesita al día.
Incluí proteínas de calidad. Las proteínas son esenciales para la producción de anticuerpos y el mantenimiento de las células del sistema inmunológico. Alterná entre proteínas animales como pescados grasos, huevos y carnes magras, y opciones vegetales como legumbres, nueces y semillas.
No te olvides de las especias y hierbas. Ingredientes como el ajo, el jengibre y la cúrcuma no solo realzan el sabor de las comidas, sino que también contienen compuestos que pueden beneficiar tu sistema inmunológico.
Organización de comidas para lograr variedad y equilibrio
El último paso es estructurar tus comidas para garantizar un balance nutricional a lo largo de la semana, aprovechando los productos de temporada disponibles en Argentina.
Aprovechá los alimentos de estación. Cada estación tiene sus propias frutas y verduras frescas. En verano, podés incluir tomates, pimientos y cítricos ricos en vitamina C. Durante el invierno, optá por vegetales de hoja verde, calabazas y más cítricos.
Distribuí los nutrientes durante el día. No hace falta que cada comida sea perfecta, pero sí que el conjunto del día cubra tus necesidades. Por ejemplo, podés desayunar yogur con frutas (probióticos y vitamina C), almorzar una ensalada con semillas (vitamina E y zinc) y cenar pescado con vegetales (vitamina D y antioxidantes).
Usá la regla del plato equilibrado. Dividí el plato en cuartos: la mitad debe estar compuesta por frutas y verduras, un cuarto por proteínas magras y el otro cuarto por granos integrales o carbohidratos complejos.
Incluí alimentos fermentados poco a poco. Si no estás acostumbrado a consumir probióticos, empezá con pequeñas cantidades y aumentá gradualmente para evitar molestias digestivas.
Optimizá la preparación. Elegí ingredientes versátiles que puedas usar en varias recetas a lo largo de la semana. Por ejemplo, el brócoli puede servirse crudo en ensaladas, cocido al vapor como guarnición o incorporado en sopas y guisos.
Plan de comidas semanal de ejemplo para fortalecer la inmunidad
Basándonos en los pasos detallados, aquí tienes un plan de siete días que incluye alimentos clave para reforzar el sistema inmunológico, aprovechando ingredientes locales y de temporada. A continuación, encontrarás ideas prácticas para cada comida del día.
Ideas para el desayuno
Un desayuno completo debe incluir entre 20 y 30 gramos de proteína, carbohidratos saludables, frutas y verduras. Como menciona Susan Bowerman, M.S., R.D., CSSD, CSOWM, FAND, Directora Senior de Educación y Entrenamiento Nutricional Mundial:
"Comer un desayuno saludable realmente puede sentar las bases para una alimentación más saludable durante todo el día."
- Yogur natural con frutas y semillas: Serví una taza de yogur natural (rico en probióticos), sumale frutas de estación como frutillas o kiwi (fuentes de vitamina C) y espolvoreá con semillas de girasol o almendras fileteadas (ricas en vitamina E y zinc).
- Tostadas integrales con palta y tomate: Untá medio aguacate sobre pan integral tostado y agregá rodajas de tomate fresco (fuentes de vitamina E, vitamina C y antioxidantes).
- Smoothie verde energizante: Licuá espinaca fresca, medio mango, medio plátano, semillas de chía y 200 ml de leche o bebida vegetal. Este batido aporta vitamina C, hierro y omega-3.
- Avena con frutas secas y nueces: Prepará media taza de avena cocida con leche, y añadí nueces picadas y pasas de uva (fuentes de zinc, vitamina E y grasas saludables).
Opciones para almuerzo y cena
Después de un desayuno nutritivo, las comidas principales deben seguir siendo balanceadas, combinando proteínas magras, granos integrales y vegetales. Un plato equilibrado se divide en: mitad de vegetales/frutas, un cuarto de proteínas y un cuarto de carbohidratos.
- Ensalada completa con salmón: Mezclá hojas verdes, tomates cherry, pimientos rojos, zanahoria rallada y 120 gramos de salmón a la plancha. Aliñalo con aceite de oliva, limón y ajo picado. El salmón aporta vitamina D, mientras que los vegetales suman vitamina C y antioxidantes.
- Guiso de lentejas con vegetales: Combiná lentejas con calabaza, zanahoria, apio y cebolla, condimentado con cúrcuma, jengibre y ajo. Las lentejas son ricas en zinc y proteínas vegetales, y las especias tienen propiedades antiinflamatorias.
- Pollo al horno con batatas y brócoli: Mariná pechuga de pollo con limón y hierbas, horneala y acompañala con batatas asadas y brócoli al vapor. El pollo proporciona proteínas completas, la batata es rica en beta-caroteno y el brócoli aporta vitamina C.
- Pescado con quinoa y espinaca: Cociná merluza a la plancha y servila con quinoa cocida y espinaca salteada con ajo. La quinoa es un grano integral completo, la espinaca aporta hierro y vitamina E, y el pescado es una fuente de proteínas de alta calidad.
- Tortilla de vegetales con ensalada: Prepará una tortilla con huevos, espinaca, tomates y pimientos, acompañada de una ensalada mixta. Los huevos son una fuente completa de proteínas y los vegetales suman una variedad de vitaminas y antioxidantes.
Snacks que fortalecen la inmunidad
- Mix de frutos secos y semillas: Combiná almendras, nueces, semillas de girasol y pasas de uva (fuentes de selenio, vitamina E y zinc).
- Yogur con frutas del bosque: Serví yogur natural con arándanos, frambuesas o frutillas (ricos en probióticos y antioxidantes).
- Hummus con bastones de vegetales: Acompañá hummus casero (hecho con garbanzos, tahini, limón y ajo) con bastones de zanahoria, apio y pimientos (fuente de proteínas vegetales y zinc).
- Palta con tostadas integrales: Untá medio aguacate sobre tostadas integrales y agregá limón y pimienta (fuentes de vitamina E y grasas monoinsaturadas).
- Smoothie de frutas cítricas: Mezclá jugo de naranja fresco, rodajas de kiwi y un toque de jengibre (cargado de vitamina C).
Comida | Ejemplo | Ingredientes que fortalecen la inmunidad |
---|---|---|
Desayuno | Yogur con frutillas y almendras | Probióticos, vitamina C, vitamina E |
Almuerzo | Ensalada con salmón y vegetales | Vitamina D, vitamina C, antioxidantes |
Cena | Pollo con batatas y brócoli | Proteínas, beta-caroteno, vitamina C |
Snack | Mix de frutos secos | Vitamina E, selenio, zinc |
Este plan te servirá como una guía inicial para mantener una dieta variada y equilibrada. Más adelante, exploraremos estrategias prácticas para que estos hábitos sean sostenibles en el tiempo.
Consejos prácticos para mantener la salud inmunológica
Mantener un sistema inmunológico fuerte no tiene por qué ser complicado. Con algunos ajustes prácticos y una buena planificación, podés incorporar hábitos que beneficien tu salud de manera sostenida.
Cocción por lotes y preparación de comidas
La preparación de comidas por adelantado es una estrategia clave para mantener una alimentación saludable sin complicaciones. Este enfoque no solo ahorra tiempo, sino que también ayuda a que tu dieta sea más constante y equilibrada.
Para empezar, planificá tus comidas creando una lista de ingredientes necesarios. Invertí en recipientes adecuados para microondas y freezer, que sean herméticos y fáciles de manejar. Esto hará que almacenar y recalentar tus comidas sea mucho más práctico.
El nutricionista y autor Rob Hobson lo explica así:
"Las sopas, guisos y platos de una sola olla son ideales para apoyar tu sistema inmunológico. Son fáciles de preparar en grandes cantidades, se congelan bien y están llenos de fibra, antioxidantes y nutrientes como vitamina C, zinc y beta-caroteno."
Comenzá con recetas simples que ya conocés y prepará en cantidades grandes para optimizar tu tiempo. Etiquetá y fechá tus recipientes para mantener el orden y evitar desperdicios. Además, pesá y cortá los ingredientes antes de cocinar, y asegurate de dejar enfriar las preparaciones antes de congelarlas en porciones individuales. Consumilas dentro de los tres meses para mantener su calidad.
Un buen truco es separar los acompañamientos: podés congelar el plato principal y dejar los carbohidratos, como arroz o pasta, para cocinarlos frescos al momento de servir.
Siguiendo estos pasos, es más fácil mantener una dieta nutritiva y enfocarte en otros aspectos importantes como la hidratación y la reducción de alimentos procesados.
Hidratación y reducción de alimentos procesados
El agua es esencial para el cuerpo humano, representando aproximadamente el 60% de su composición. Una hidratación adecuada es fundamental para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, ya que mejora la circulación linfática y ayuda a eliminar toxinas.
La hidratación también favorece la función de las células T y mantiene saludables las membranas mucosas, que actúan como una barrera contra agentes externos. Como menciona Rob Sigler:
"Mantenerse hidratado es mucho más que calmar la sed; es un pilar esencial para la salud y el bienestar general."
Asegurate de beber entre 9 y 13 vasos de agua al día, ajustando según tu nivel de actividad y las condiciones climáticas. Podés complementar con alimentos ricos en agua, como apio, pepinos, melones, lechuga, berries y morrones. Además, limitá el consumo de alcohol para evitar la deshidratación y reducí los alimentos procesados y altos en sodio.
Los alimentos ultraprocesados suelen estar relacionados con problemas de salud que afectan la inmunidad. Estos productos, cargados de ingredientes artificiales y con pocos nutrientes reales, pueden impactar negativamente en el sistema inmunológico, especialmente porque el 70% de este se encuentra en el tracto gastrointestinal. Reducir su consumo es clave para mantener una buena salud.
El papel de los suplementos nutricionales
Aunque una dieta equilibrada debería ser la base de tu nutrición, los suplementos pueden ser útiles para cubrir posibles deficiencias. Nutrientes como la vitamina C, vitamina D y zinc son esenciales para el sistema inmunológico, y su carencia puede debilitarlo significativamente.
Por ejemplo, marcas como FYNUTRITION ofrecen suplementos que incluyen multivitamínicos, minerales y opciones veganas, diseñados para apoyar aspectos como la energía, la inmunidad, la salud ósea y digestiva, entre otros.
Es importante recordar que los suplementos deben ser un complemento, no un sustituto, de un estilo de vida saludable. Además de suplementarte, priorizá hábitos como mantenerte activo, descansar lo suficiente, lavarte las manos regularmente y consumir alimentos ricos en nutrientes como beta-caroteno, vitamina C, vitamina D, zinc, probióticos y proteínas.
Aunque obtener nutrientes directamente de los alimentos es lo ideal, los suplementos pueden ser una herramienta útil para llenar vacíos específicos y contribuir al mantenimiento de un sistema inmunológico fuerte y funcional.
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Conclusión
Planificar tus comidas no solo facilita el día a día, sino que también es una herramienta clave para fortalecer tu sistema inmunológico. Al asegurarte de que tu cuerpo reciba los nutrientes esenciales de forma constante, estás creando una base sólida para una defensa eficaz contra enfermedades.
Diversos estudios han demostrado que una dieta variada y rica en nutrientes beneficia a todas las células del cuerpo, incluidas las inmunitarias. Al tomar decisiones conscientes sobre lo que comés, ayudás a tu sistema inmunológico a responder mejor frente a amenazas externas y a reducir la inflamación crónica.
Pero los beneficios no se limitan a evitar resfríos o gripes. Mantener una ingesta adecuada de nutrientes a lo largo del tiempo puede disminuir el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, problemas cardíacos, accidentes cerebrovasculares e incluso algunos tipos de cáncer. Este enfoque no solo previene problemas comunes, sino que también contribuye a una mejor calidad de vida a largo plazo.
Además, planificar tus comidas puede evitar deficiencias nutricionales que afecten tu inmunidad. Esto es especialmente importante si consideramos que, en países industrializados, aproximadamente un tercio de las personas mayores presenta carencias nutricionales. Por eso, una alimentación equilibrada es más que una recomendación: es una necesidad.
Como señala Frontiers in Nutrition:
"La nutrición juega un papel esencial en la regulación de la respuesta inmunológica óptima al proporcionar nutrientes adecuados en concentraciones suficientes a las células inmunitarias".
Cada elección alimentaria cuenta. Desde aumentar el consumo de frutas y verduras frescas hasta limitar los alimentos procesados que pueden alterar tu microbioma intestinal, cada pequeño cambio suma. Y en caso de que no sea posible obtener todos los nutrientes necesarios solo a través de la dieta, los suplementos pueden ser un gran aliado. Productos como los de FYNUTRITION pueden complementar una alimentación equilibrada, ayudándote a alcanzar una inmunidad más fuerte.
El objetivo es adoptar un enfoque constante e integral hacia tu bienestar. Una dieta equilibrada, una buena hidratación, una planificación práctica y, cuando sea necesario, el apoyo de suplementos, son pasos que no solo refuerzan tus defensas hoy, sino que también construyen una base sólida para un futuro más saludable.
La información de este artículo tiene fines informativos y no sustituye el asesoramiento, diagnóstico o tratamiento de un profesional de la salud. Ante cualquier duda o problema de salud, consultá siempre con un médico, nutricionista u otro especialista calificado. Aunque se ha puesto cuidado en la elaboración de este contenido, FYNUTRITION no se hace responsable por posibles errores u omisiones involuntarias.
FAQs
¿Cómo puedo planificar mi alimentación diaria para fortalecer mi sistema inmunológico?
Cómo fortalecer tu sistema inmunológico con la alimentación
Si querés mantener tu sistema inmunológico en óptimas condiciones, lo primero es apostar por una alimentación variada y equilibrada. Incluí en tu dieta frutas y verduras frescas, proteínas magras como pollo o pescado, cereales integrales y grasas saludables que podés encontrar en frutos secos, semillas y aceite de oliva. Estos alimentos son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes que tu cuerpo necesita.
No subestimes la importancia de la hidratación. Elegí agua como tu principal bebida y evitá las opciones azucaradas. También es clave limitar el consumo de alimentos ultraprocesados, que suelen tener altos niveles de sodio, azúcares y grasas saturadas. Seguí las recomendaciones de guías alimentarias locales, como las de Argentina, y priorizá productos frescos y de temporada para aprovechar al máximo sus nutrientes.
Adoptar estos hábitos no solo fortalece tus defensas, sino que también contribuye a tu bienestar general. Una alimentación consciente y nutritiva es una de las mejores maneras de cuidar tu salud día a día.
¿Cómo pueden los probióticos fortalecer mi sistema inmunológico y cómo incluirlos en mi alimentación diaria?
¿Qué son los probióticos y cómo ayudan?
Los probióticos son microorganismos vivos que favorecen el equilibrio de la microbiota intestinal. Este equilibrio no solo fortalece el sistema inmunológico, sino que también mejora la salud digestiva. Además, pueden reducir molestias estomacales y optimizar la absorción de nutrientes esenciales.
¿Cómo incluir probióticos en tu dieta?
Incorporarlos a tu alimentación diaria es más sencillo de lo que parece. Algunos alimentos ricos en probióticos que podés sumar son:
- Yogur: Ideal para desayunos o como snack.
- Kéfir: Perfecto para consumir solo o mezclado con frutas.
- Chucrut y kimchi: Excelentes como acompañamientos en ensaladas o platos principales.
- Tempeh y miso: Ingredientes versátiles para sopas o guarniciones.
- Kombucha: Una bebida refrescante que podés disfrutar en cualquier momento del día.
Asegurate de elegir productos frescos y de buena calidad para aprovechar al máximo sus propiedades. ¡Tu intestino te lo va a agradecer!
¿Es necesario tomar suplementos nutricionales si llevo una dieta equilibrada?
¿Son necesarios los suplementos nutricionales?
Si llevás una dieta equilibrada y variada, en la mayoría de los casos no vas a necesitar suplementos nutricionales. Una alimentación saludable suele cubrir todos los nutrientes que tu cuerpo requiere para funcionar correctamente.
Ahora bien, hay situaciones específicas donde los suplementos pueden ser útiles. Por ejemplo, si tenés una deficiencia nutricional diagnosticada, estás atravesando etapas de mayor demanda como el embarazo o la lactancia, o si enfrentás ciertas condiciones de salud que lo justifiquen. En estos casos, es clave que consultes con un profesional de la salud para evaluar si realmente los necesitás y cuáles serían los más adecuados para vos.
Es importante tener presente que los suplementos no son un reemplazo de una dieta equilibrada. Su función es más bien complementar cuando hay una necesidad puntual.